Así, "la ebullición del agua potable durante 10 minutos aumenta la concentración de sodio unas 2,5 veces, con lo que la reconstitución de las fórmulas infantiles con agua potable supera fácilmente el límite superior de sodio permitido establecido por la ESPGHAN, de 2,6 mEq/100 mL, con la finalidad de preservar el riñón del lactante de una excesiva carga renal de solutos. Además, el agua hervida durante 10 minutos a cielo abierto multiplica por 2,4 la concentración de nitratos, de modo que un agua potable con 23 mg/L de nitratos, al hervirla superaría los 50 mg/L (valor máximo tolerable), con lo que habría un riesgo adicional de metahemoglobinemia."
Indudablemente, sigue siendo importante mantener la actual recomendación de lavarse siempre las manos antes de preparar el biberón.
Una alternativa a la ebullición del agua potable es el empleo de aguas de bebida envasadas (que por definición no contiene virus, bacterias ni protozoos) y que no se deben hervir.
Estos datos son reconocidos desde hace tiempo, pero sigue existiendo confusión.
Además: el agua debe seguir siendo la bebida que acompañe a los niños y a los adolescentes en sus comidas, mientras que las bebidas de refresco y los zumos de frutas deben ser de consumo ocasional.
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