jueves, 13 de diciembre de 2012

Mito: los servicios médicos con ánimo de lucro harían más eficaz el

Ahora algo más de ciencia:

La masificación de las urgencias y las listas de espera son hechos
que, a menudo, se citan como demostración de que el sistema sanitario
falla, especialmente el sistema público. Buena parte de los pacientes
y los médicos que soportan esas deficiencias creen que debería darse
mayor cabida a las sociedades médicas con ánimo de lucro para que el
sistema fuera más eficaz. Piensan que la eficacia del sector privado y
la búsqueda de rentabilidad pueden ser la panacea.

¿Realmente sería ésta la solución? Si bien hay quienes afirman con
vehemencia que las clínicas lucrativas ofrecen servicios más eficaces
y a menor coste, la gran mayoría de los estudios demuestran
exactamente lo contrario: los contratos con este tipo de clínicas no
reducen ni las listas de espera ni los gastos
. De los documentos
estadounidenses se deduce también que los pacientes que se atienden en
clínicas lucrativas tienen mayor riesgo de fallecimiento que los que
acuden a las otras clínicas.

Fondos públicos, servicios privados

La mayoría de datos obtenidos del estudio de la atención sanitaria con
ánimo de lucro provienen de Estados Unidos, donde coexisten hospitales
públicos y privados, con ánimo de lucro y sin ánimo de lucro. Los
datos son claramente favorables a la atención no lucrativa.
Un análisis comparativo reciente, que incluye 149 estudios y datos
clínicos recogidos a lo largo de 20 años, ha permitido constatar la
eficacia de estos centros sanitarios en relación con los lucrativos,
desde el punto de vista de la accesibilidad, calidad y rentabilidad.
Los investigadores analizaron seis tipos de instituciones: hospitales,
residencias de ancianos, organismos de atención sanitaria integral
(HMO), hospicios, centros de diálisis y psiquiátricos. En resumen: 88
estudios constataron que los centros sin ánimo de lucro obtuvieron un
mayor rendimiento
mientras que 43 consiguieron el mismo nivel. Sólo 18
estudios demostraron que los centros lucrativos tenían mejores
resultados (1). Las diferencias son particularmente claras en el caso
de los hospitales psiquiátricos: de 17 estudios, sólo uno llegó a la
conclusión de que los centros lucrativos son más eficaces (2). Los
investigadores estadounidenses también examinaron lo que sucede cuando
los gobiernos contratan hospitales con fines lucrativos para que se
encarguen de proporcionar servicios médicos. A partir de datos del
programa federal Medicare, descubrieron que los gastos en el sector de
la salud aumentan más rápidamente en los colectivos atendidos en
hospitales con ánimo de lucro que en los atendidos en hospitales no
lucrativos (3).

Entre 1990 y 1994, los hospitales con ánimo de lucro cobraban unos
8.115 dólares por cada paciente hospitalizado, mientras que los
hospitales no lucrativos facturaban 7.490 dólares. Por otra parte, los
primeros tuvieron un gasto administrativo mucho más elevado por
paciente y día (4). En algunos casos, incluso se ve afectada la salud
de los pacientes. En efecto, los estudios revelan que, en Estados
Unidos, la calidad de los cuidados es mejor en el sistema no lucrativo
ya que registra mejores tasas de inmunización, de realización de
mamografías y de otros servicios preventivos (5). Un buen ejemplo de
ello lo constituyen la diálisis y los trasplantes de riñón, que son
financiados por el seguro médico pero realizados en centros de
diálisis tanto lucrativos como no lucrativos. Un reciente análisis
sistemático que incluyó 500.000 pacientes en diálisis controlados
durante un año, demostró que los pacientes tratados en centros
lucrativos tienen mayor probabilidad de morir que los tratados en
centros sin ánimo de lucro. Si se extrapola el dato a todos los
estadounidenses dializados, se deduce que, hasta 2.500 muertes
prematuras podrían achacarse al tratamiento en centros lucrativos (6).
Por otra parte, las personas tratadas en clínicas de este tipo tienen
menor probabilidad de ser derivados para transplante renal (7).

Aunque cada vez hay más evidencia, algunos analistas canadienses
siguen cuestionando la pertinencia de aplicar los datos
estadounidenses a la política de Canadá, a causa de las diferencias
entre los dos sistemas respecto a la adquisición, financiación y
prestación de servicios (8). Sin embargo, las pruebas a favor de la
atención no lucrativa se remontan a unos veinte años atrás y el sector
estadounidense de atención lucrativa ha sufrido muchos cambios durante
ese período, por lo que se demuestra que la tasa de mortalidad de los
centros lucrativos estadounidenses es mayor, con independencia del
sistema administrativo existente (9).

Un sistema mixto

Los partidarios de la sanidad lucrativa a menudo acusan a Canadá de
tener un sistema « de pago único », contrario a los intereses de la
empresa privada. Sin embargo, ya existen en Canadá establecimientos
con ánimo de lucro como, por ejemplo, centros de diagnóstico,
laboratorios y otros servicios privados que, como algunos afirman,
acortarían los tiempos de espera.

Algunas provincias permiten a su personal, sobre todo a los médicos,
que trabajen al tiempo en el sistema público y en el privado. Por
ejemplo, las provincias de Manitoba y Alberta tienen un sistema mixto
para intervenciones de cataratas, que se pueden realizar tanto en
centros públicos como privados. En ambas provincias, los pacientes se
vieron obligados a pagar más por gafas de calidad y por ciertos gastos
de hospitalización, hasta el punto de que los gobiernos tuvieron que
aprobar leyes que eliminaran la facturación adicional
. En la
actualidad, los sistemas sanitarios de esas provincias asumen la
totalidad del coste del tratamiento (10,12). La coexistencia de
prestaciones tiene un problema: el riesgo de que se desvíen los
recursos del sistema público hacia el privado. Como los médicos y los
enfermeros no pueden estar en dos sitios a la vez, cuantos más
servicios presten en el sector privado, menos podrán ofrecer en el
sector público (13), lo que aumentaría aún más las listas de espera en
el público. En efecto, aunque los cirujanos de oftalmología de Alberta
y Manitoba no descuiden a sus pacientes del sector público para
atender a los del privado, la demora para intervenciones de cataratas
de los cirujanos que trabajan en los dos sectores será mayor que la de
los que trabajan solamente en el sistema público.

Si bien la vocación de los médicos que trabajan en clínicas con ánimo
de lucro es la de curar enfermos, sus propietarios y gestores también
quieren obtener beneficios económicos
. Los objetivos pueden
colisionar, a veces incluso en detrimento de los pacientes. Como
afirma Robert Evans, economista de la salud de la Universidad de
Columbia Británica: « el interés por conseguir rentabilidad es el
mismo en cualquier parte » (13).

Referencias
(1) Vaillancourt Rosenau P and Linder SH. 2003. “Two decades of
research comparing for-profit and nonprofit health provider
performance in the United States.” Social Science Quarterly; 84(2):
219-241.
(2) Vaillancourt Rosenau P and Linder SH. 2003. “A comparison of the
performance of for-profit and onprofit U.S. psychiatric inpatient care
providers since 1980.” Psychiatric Services; 54(2): 183-187.
(3) Silverman EM et al. 1999. “The association between for-profit
hospital ownership and increased medicare spending.” New England
Journal of Medicine; 341(6): 1523-1528.
(4) Woolhandler S and Himmelstein DU. 1997. “Costs of care and
administration at for-profit and other hospitals in the United
States.” New England Journal of Medicine; 336(11): 769-774.
(5) Himmelstein DU et al. 1999. “Quality of care in investor-owned vs.
non-profit HMOs.” Journal of the American Medical Association; 282(2):
159-163.
(6) Devereaux PJ et al. 2002. “Comparison of mortality between private
for-profit and private not-for-profit hemodialysis centers: a
systematic review and meta-analysis.” Journal of the American Medical
Association; 288(19): 2449-2457.
(7) Garg PP et al. 1999. “Effect of the ownership of dialysis
facilities on patients’ survival and referral for transplantation.”
New England Journal of Medicine; 341(22): 1653-1660.
(8) Currie G et al. 2003. “What does Canada profit from the for-profit
debate in health care?” Canadian Public Policy; 29(2): 227-251.
(9) Devereaux PJ et al. 2002. “A systematic review and meta-analysis
of studies comparing mortality rates of private for-profit and private
not-for-profit hospitals.” Canadian Medical Association Journal;
166(11): 1399-1406.
(10) Armstrong WL. 2000. “The consumer experience with cataract
surgery and private clinics in Alberta.” Consumers’ Association of
Canada.
(11) DeCoster C et al. 1998. “Surgical waiting times in Manitoba.”
Manitoba Centre for Health Policy.
(12) DeCoster C et al. 2000. “Waiting times for surgery: 1997/98 and
1998/99 Update.” Manitoba Centre for Health Policy.
(13) Evans RG et al. 2000. “Private highway, one-way street: the
Deklein and fall of Canadian medicare?” Centre for Health Services and
Policy Research; Health Policy Research Unit paper 2000:3D.
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Publicado inicialmente en marzo del 2002. Revisado y aumentado en
marzo del 2004.
Traducido del francés en mayo del 2008 por Carlos Conca para CAS
Madrid, con la autorización del Canadian Health Services Research
Foundation.
© FCRSS 2004
http://www.chsrf.ca/mythbusters/html/myth13_f.php

http://www.casmadrid.org/index.php?idsecc=documentos&id=83&titulo=DOCUMENTOS

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