Carta de agradecimiento:
Excelentísimos Sres. Consejero de Sanidad, Director General de Hospitales y Presidente
de la Comunidad de Madrid. Llegado creo el momento de dirigirme a ustedes para
mostrarles públicamente mi más sincero reconocimiento por la intensa labor
desempeñada en las últimas semanas. Soy consciente de que no habrán sido fáciles para
ustedes, cuando tienen tanta labor e intereses que atender.
¿Qué puedo decir? ¿Cómo expresar con palabras lo que mejor han demostrado ustedes
con su trabajo diario? Quiero hacerles llegar mi gratitud. Gratitud por habernos dado a
los profesionales de la sanidad pública de Madrid el estímulo que necesitábamos para
alzar una sola voz. Por haber desperezado a un colectivo históricamente aletargado
como somos los médicos. Por haber propiciado el reencuentro con una vocación y un
sentir que nos guiaron en los primeros pasos de nuestra actividad y de los que algunos
nos creíamos desligados.
En tan sólo unas pocas semanas han sido ustedes capaces de convertir una masa gris
asentada en los hospitales y centros de salud en una marea blanca que se desborda por
las calles. ¿Cómo se hace para obrar una alquimia así? ¡Y con tanta rapidez! Sorprende
pensar que en el pasado les llegamos a juzgar poco aptos para el cargo. Cómo nos
habíamos equivocado… Sepan que me sirven ustedes de modelo. Yo también quiero
inspirar a aquellos de mi entorno de una forma tan sutil y contenida.
Gracias por haber contribuido a educarme en la solidaridad con mis compañeros de
profesión. Por demostrarme que nada de lo que les sucede en su lugar de trabajo me es
ajeno. Por ayudarme a valorar el esfuerzo de tantos trabajadores que aparte de médicos,
enfermeras o auxiliares son también padres, amigos y pacientes, y a admirarme con su
dedicación y ganas de luchar. Por haberme recordado cómo puedo reconocerme en la
gente a la que atiendo. Gracias en fin por darme motivos para salir de mi apatía, y
desear llegar cada día más temprano al hospital y ver mejor a mis pacientes.
¿Quiénes sino ustedes podían habernos regalado la excepcionalidad de este momento?
¿De qué otra manera se podría haber unido a facultativos, residentes y enfermeras?
¿Sacado a la calle a profesionales y pacientes? ¿Hermanado a hospitales nuevos y
antiguos, al sano y al enfermo? ¡Incluso al bilioso con el judeocristiano!
Señores, su logro es perdurable. Yo hasta hace unas semanas sólo me sentía confuso y
abatido. Por obra suya ahora únicamente quiero pelear hombro con hombro con los
míos para defender aquello que es nuestro y tanto costó conseguir. Y que pese a no ser
perfecto es lo mejor, no porque atienda a descripciones como “rentable”; sino porque
esta profesión nuestra se nutre de gente con una moral y convicciones a prueba de
bombas. Y eso no se puede comprar ni vender, aunque todavía no lo hayan entendido.
Dijo Séneca que “no nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son
difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas”. La aportación de ustedes en la unión del
colectivo médico es determinante. No se resten mérito de todo lo acontecido hasta la
fecha en la Comunidad de Madrid. Tampoco de aquello que está por venir. Nosotros
vamos a saber tenerles presentes en nuestro pensamiento en todo momento.
Ricardo Gordo, Médico y Paciente
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